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CiBo y BiBo: sistemas de recaudo que simplifican la experiencia de viaje de los pasajeros

  • Adriana Palacio
  • 6 oct
  • 4 Min. de lectura

06 de octubre, 2025 | Por: Adriana Palacio


Pasajeros pagando su viaje mediante un lector NFC en el metro

La idea que impulsa los sistemas de recaudo CiBo y BiBo es sencilla: que pagar no complique el viaje. Cada paso extra —hacer fila, buscar la billetera, acercar el medio de pago a un lector al bajar— alarga la detención en la parada y empeora la experiencia de los pasajeros. Con teléfonos en casi todos los bolsillos, aparecieron dos maneras de reducir pasos: en una inicias el viaje al ingresar y el sistema se encarga del resto; en la otra, ni siquiera tienes que iniciar el viaje.


En CiBo (Check-in/Be-out) el pasajero registra el inicio de su viaje, pulsando en una aplicación móvil, acercando su teléfono a un lector mediante NFC o escaneando un código dinámico, y el sistema cierra el viaje automáticamente cuando detecta que la persona sale del sistema de transporte. Este patrón se ha adoptado en ciudades como Osnabrück, Alemania: botón en la aplicación móvil YANiQ para iniciar el viaje y optimización de tarifa al final de la semana; Hamburgo, Alemania: botón mediante la opción Any de la aplicación móvil hvv switch y optimización de tarifa al final del día; y Oporto, Portugal: aplicación móvil Anda con NFC para iniciar el viaje, acercando el teléfono a un lector, y optimización de tarifa al final del mes. En los tres casos, se combinan GPS y balizas Bluetooth Low Energy (BLE) para detectar el fin del viaje.


BiBo (Be-in/Be-out) va un paso más allá con una experiencia manos libres. Los vehículos o estaciones tienen sensores —por ejemplo, balizas BLE o banda ultraancha (UWB)— que detectan la presencia del teléfono. Una aplicación móvil genera identificadores temporales que, combinados con los eventos de apertura y cierre de puertas y la ubicación del bus, permiten determinar cuándo se ingresa y cuándo se sale del sistema de transporte, para aplicar el cobro posteriormente. Este enfoque se implementó en los buses de la red Bravo, en el área de Eindhoven, Países Bajos, mediante la aplicación móvil mobyyou. BiBo requiere más infraestructura que CiBo y una calibración fina, por lo que aún continúa en fase de adopción temprana.


BiBo opera en 12 estaciones de la línea de metro ligero Ui–Sinseol en Seúl, con la aplicación Mobile Tmoney y balizas BLE en las puertas, desde septiembre de 2023. Tmoney recibió el Premio de la UITP a la innovación en nuevas tecnologías en 2023 y el Premio de Transport Ticketing Global en la categoría Tecnología de Recaudo del Año en 2024, por su solución BiBo, denominada Tagless. Tmoney y el Gobierno Metropolitano de Seúl anunciaron un piloto de Tagless en aproximadamente 580 buses, el cual iniciará en octubre de 2025.

En América Latina no se conocen implementaciones de CiBo o BiBo en operación, pero dado que en esta región el bus es protagonista, ambas alternativas tienen espacio. Su aplicabilidad depende de factores como la calidad del posicionamiento del bus y los horarios, la cobertura de datos móviles, la bancarización y adopción de pagos sin contacto, la estructura tarifaria, y las políticas sobre el uso de efectivo y la privacidad. Más que una única receta, CiBo y BiBo amplían el menú para simplificar el viaje, sin pretender ser las únicas formas de acceso. Además, pueden mejorar la analítica de viajes, aportando matrices origen-destino más confiables que el puro check-in, y favorecer la accesibilidad para personas con movilidad reducida y otras condiciones de discapacidad.


Los beneficios mencionados vienen con un costo: el de la privacidad de los pasajeros. CiBo y, sobre todo, BiBo implican observación continua del movimiento del pasajero para poder abrir y cerrar viajes. Al correlacionar tiempos y ubicaciones, se pueden inferir rutinas (por ejemplo, hora de salida y regreso), domicilio y lugar de trabajo o estudio, e incluso hábitos sensibles (por ejemplo, visitas a hospitales o asociaciones). El uso de identificadores del teléfono inteligente y de balizas BLE/UWB abre riesgos de identificación de personas, aunque los datos almacenados sean anónimos. Existe el riesgo de que datos recolectados para tarificar terminen usándose para control disciplinario, publicidad invasiva o investigaciones no relacionadas. En BiBo, la detección pasiva puede facilitar seguimiento por terceros si las balizas no están autenticadas o si se implementan de forma insegura. Todo esto es especialmente delicado en contextos con marcos regulatorios débiles o sin supervisión efectiva.


Para mitigar estos riesgos, el diseño del sistema debería aplicar minimización de datos (es decir, recoger solo lo indispensable para calcular y auditar la tarifa) y procesamiento en el dispositivo cuando sea posible (por ejemplo, detección local y envío de tokens rotativos en lugar de identificadores persistentes), pseudonimización de registros en el sistema central, y retención limitada de datos con borrado automático. Debe haber consentimiento informado y revocable, con alternativas para quien no desee usar el teléfono móvil (por ejemplos, tarjetas de transporte y pagos EMV sin contacto). La infraestructura debe incorporar seguridad por diseño: cifrado extremo a extremo, autenticación mutua de balizas, listas de revocación, pruebas de intrusión, y auditorías independientes con reportes de transparencia sobre qué se guarda, por cuánto tiempo y con qué fines. Finalmente, realizar una evaluación de impacto en protección de datos (DPIA) fortalece la confianza, condición necesaria para que CiBo y BiBo escalen de forma responsable.

 

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